miércoles, 31 de agosto de 2016

EL ESPEJO


 Me puse la camisa de color herida,
abroché las lágrimas
y aprendía a llorar antes que a sonreír.
De noche, los poetas tenemos
mucho de ladrones,
le robamos a los recuerdos media vida
y buscamos en el cielo
que descienda lo perdido
para que el olvido no se quede huérfano.
Luego, te das cuenta
que la soledad nos hace envejecer
más rápido que el tiempo
y hueles a cicatrices que no se ven.


José Manuel Acosta.

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