jueves, 23 de abril de 2015

UNA PÁGINA EN BLANCO

Quizás esté
en las blancas palabras
que no llevan prejuicios
si amordazan mi lengua
los que ponen en valor su canonjía.
sin  puños
si no con manos abiertas
hasta donde llegue la muerte
cuando envejezca mi pecho
en silencio
y me vista de tierra,
y nadie sepa
qué es el recuerdo,
o me vean dando vida
a la soledad.

José Manuel Acosta.

EN BENEFICIO PROPIO


No es fácil traducir los latidos
cuando no se rompe el silencio,
cuando las meditaciones
sólo son la gramática
subordinada de un libro.
No es fácil romper con los abismos
que se encuentran
en la verdad desestimada,
en la posibilidad de las excepciones.
Me he encontrado en las apariencias
donde se estrechan las aceras
golpeándose los matices
de la renuncia.
Me quedo en la pregunta
sin respuesta comprensible,
al pensar en las consecuencias
prefiero perder la memoria.


José Manuel Acosta.

AVATARES

La vida tiene tantos avatares,
que nos obliga a narrar nuestra historia
como no lo habíamos previsto.
Frente al dolor de la pérdida, quedan custodiados los sentimientos de tal manera
que deseas arrancarte las visceras,
practicamente nos convertimos en ése
monstruo que de un manotazo,nos arranca
de cuajo los sueños y te das cuenta que
se adquiere más protagonismo muerto
que vivo.
Luego llegan las prisas de los lavadores
de conciencia, empeñados en encontrar su sitio
mirando de un lado a otro para ver si el perdón
los deja libres por lo menos hasta
donde alcanza la vista, pero cuando escriban
su biografía, no les quedará más remedio
que retroceder al pasado.
Aquel veinticinco de junio
de mil novecientos noventa, en una cama
del pabellón vasco, la vida empezó
a escribirse de otra manera, como ninguno
la había planeado aunque todos tengamos
nuestro origen en la lápida de un cementerio.
Allí, todos tenemos reservado un lugar
para contar nuestra historia.


José Manuel Acosta.

TE ESCRIBÍ TODO


Escribí tu nombre
en las horas sobrantes
del espejo
que borró mi nombre
con pausa.
Se quedó mi alma
en el sudor de un olivo
mientras desnudaba
las miradas
de la indiferencia
para hacerme hombre
con cualquier cosa
a la que pudiera
llamar palabra.
Escribí tu nombre,
poniéndole color al viento
mientras desenredaba
la espera
llamándote poesía.


José Manuel Acosta.

PALABRAS SIN VOZ


Puso límite a la distancia,
se le fue senil el olvido
cuando al abrir
sus labios
se hicieron
profetas los besos.
La triste amada,
la que bendice las horas
en espera del acto
bondadoso de las caricias,
en el campo de los cristianos
donde todo es calderilla.
Entre nosotros,
se escapó por las sombras
antes que la vistiesen de luto
y se disiparan
los gestos casi sin palabras.
Llévate los deseos,
pero deja que la fina lluvia
siga mojando mi pelo.


José Manuel Acosta.

SIN ANEMIA


El tiempo se me quedó en un reflujo
superfluo
y desisto de la derrota
que convocan
las prestaciones salinas de mis ojos.
La ingesta de sangre
ni cura ni enferma,
te examinas por dentro
cada vez que despides
a los inútiles
por si aportaron algo
a tu salud.
He construido un gran búcaro
de humildad
cuando lo llenan de odio
me lo bebo con dignidad.

José Manuel Acosta.

UNA MONTAÑA DE BESOS


Me gusta compartir esos momentos
en los que entre tu silencio y el mío
le ponemos un beso a la boca
porque nuestros ojos
ya se habían prometido.
Me gusta cuando mis manos
conversan con tu cuerpo
poniendo palabras en tu ombligo,
porque antes de que existieras
ya te había poseído
y me dejaste preñado de amor.
Me gusta que te pongas
el vestido del olvido
para que podamos
desnudarnos de tiempo.


José Manuel Acosta.

PEQUEÑAS EXCEPCIONES


Será que tengo música en los labios
que se me van los años de las manos,
será que sueño un mundo entre hermanos
recreándome en el verbo de los sabios.
*****
Tal vez porque construyo emociones
afilo las palabras que me hieren
nunca nos dañarán quienes nos quieren
sino los que se quedan sin razones.
*****
Por eso me he quitado los complejos
alma y corazón son bilogía
si no vemos los ojos desde lejos,
*****
cuando los años dan sabiduría
al ver que vamos yendo para viejos
no vivamos la vida en elegía.


José Manuel Acosta.

MI CORAZÓN

La ortografía del corazón
se llama latidos.
Imagina mis besos
sin la gramática de mi lengua,
sin el acento de mi boca,
sin adverbios en mis manos.
Imagina mis oraciones
sin la sintaxis de tus senos
sin la conjunción copulativa
de mi núcleo narrando
tu espalda.
Imagina mis dedos
en mayúsculas
mientras en minúsculas
aprendo a leer tu cuerpo
y te escribo con soltura.



José Manuel Acosta.

SEGURO QUE LLUEVE EN EL OLVIDO

Allí estaba él, con las alas rotas
la absolución en la frente
y el costado sosteniendo
preguntas sin intenciones.
Cerró con llave la mirada
mientras se perdía en las huellas
del pasado para escribir
guiones donde no había nadie.
Está rimando en silencio
dividiendo el alma en suspiros
en el verso final, donde no se sufre,
el viejo desgarbado
que se traga el desván de la gloria,
recoge sus alas
y se va volando
a escribir los verbos
que tiene la muerte,
donde no se ignoran los acentos,
sin letra cursiva,
lejano, demasiado lejano.


José Manuel Acosta.

UNOS SOBRE OTROS

Que me busquen en el pozo
donde va a parar el corazón de los pobres,
en los cartones que tapan el frío de la vergüenza
y en los ojos inocentes de los que no sueñan.
Que me busquen en los que cubren su casa de cielo
alumbrándose con estrellas,
que ni cantan los pájaros
cuando la lluvia pierde oraciones por el camino
porque son menos que nada y nada cuesta un abrazo.
Que me busquen entre mandíbulas desencajadas
y los que demandan una voz en los ojos
para leer entre lágrimas con las venas abiertas
mientras otros se buscan sus arterías
para saber si siguen vivos.
Que me busquen en las escenas de la fe
de los que escriben sentencias de muerte
llagándose por dentro
antes que sus manos se queden clavadas en la tierra.
Que me busquen antes de que muera
porque hasta en el silencio,
seré incomodo
para los que sólo saben mirar
cuando nuestra mejor arma es el corazón
y aún no hemos aprendido
a disparar con él.

José Manuel Acosta.

DOCE LETRAS DE TU NOMBRE


Trescientos sesenta y cinco ejemplos
y un milenio de poemas para
contemplar tu cuerpo
como literatura
rasgando mis entrañas.
Calculo el ritmo del corazón
para que todas las comas
vayan a su sitio
porque si separo.
amor y felicidad
no encuentro los sueños.
No te ofrezco mis
conocimientos en poesía
ni a los eruditos distinguidos
de lengua perfecta
para ocupar un lugar
en la historia.
Soy simplemente un
coleccionista de palabras
intentando ponerlas bien
y no siempre lo consigo,
vaya a ser que poniéndole
métrica a los latidos
se nos muera el amor
y me olvide que la felicidad
lleva tu nombre.


José Manuel Acosta.

LA VIDA NO ES UN POEMA


El tiempo asfixiaba sus pasos,
en soledad,como saben hacer los hijos
de las lágrimas en el pañuelo del silencio.
Sus sueños se apoyaban en su único
compañero, un viejo bastón que guardaba la oblación de toda una vida.
Hemos sido creados para vivir en compañía
porque la soledad no tiene
proyectos de futuro
y sólo en una sala de urgencias
alguien te llama por tu nombre,
igual que los obituarios que has estado
pagando con tu póliza de decesos.
Puede ser que algun día
alguien lo eche de menos
cuando dejen de tener importancia las horas
y sigamos comulgando
con el cuerpo de cristo.
No es nada extraño
que nuestros mayores
mueran en soledad y que nadie
los eche de menos, nosotros a lo nuestro.


José Manuel Acosta.

lunes, 13 de abril de 2015

TINTA ROJA

Percibo el momento incoloro
entre las ventanas dormidas
diseñadas para ver
el horizonte
de las posibilidades.
Me soprende el tiempo
salpicando con arrogancia
los años y nada es tan obvio
como el segundo
donde pierdes la vida.
Cada vez que sale
un latido del corazón
pierdo una posibilidad,
se suicida un propósito
y despierta la equivocación.
Me alivia que al cerrar
los ojos,
mis palabras escritas
sean transparentes,
que me arañen la espalda
las miradas torcidas
y que los inútiles
crean que me han herido.
Mi voz es inflexiva,
cuando te ponen demasiadas curvas
tardas más tiempo
en llegar a la felicidad,
será que no me gusta
la complejidad
de los que quieren descubrir
qué hay dentro
de mi pecho,
saben que miro
con las ventanas límpias
y les queda un segundo
para saber
que sigo aquí.


José Manuel Acosta

¿CUÀNDO VOLVERÀS?

A su mirada paciente se le fueron las ilusiones
y se pasaba horas tocándose los labios
por si salía alguna palabra,
imponerle la condena del silencio.
Sabía casi todo de ella, diagnosticada
de depresión unipolar, tuve que ponerme al día,
como hacen muchos " escritores" cuando
buscan en el diccionario para adornarse
de palabras que solo llegan a su propio ego.
Después de informarme qué diablos es
la depresión unipolar, llegué a la conclusión
de lo mal que está la psiquiatría en España
que te inflan a medicamentos como si
fuesen un kiosco de chucherías.
Que te visitan una vez cada dos meses con suerte, y te cambian el tratamiento
como quien cambia de aceite la freidora.
¿ Puede un medicamento ayudar a superar
la muerte de una hija?
Las drogas esconden los problemas, pero no los
solucionan.
En algunas enfermedades mentales lo que no solucione un buen psicólogo,
no lo solucionan los antidepresivos porque
hay un poder asolapado llamado farmacéuticas.
Ya habían pasado veintidos meses, su
medicación pasó de ocho pastillas a solo una.
Aquel día, Sandra (protagonista de esta historia real con nombre ficticio) entró por la puerta con una leve sonrisa, sin mirarme, supimos que algo había cambiado desde que empezó
a escribir sobre sus sentimientos.
Todos juzgamos a los demás,
afortunadamente siempre nos equivocamos
al hacerlo, me dijo.
Le di un abrazo, es la única manera de saber cómo suena el corazón de otras personas.


José Manuel Acosta.

TODOS LOS LIBROS NO SON LITERATURA



    En esta debacle literaria de agnósticos
    de la palabra, de flatulentos del soneto y la rima,
    del arcaico Cervantes de la muerte,
    patíbulo de lectores ahorcados y defenestrada
    ortografía barata.
    Después de todo eso,
    asistimos a la nueva generación de editoriales
    del euro contrarias a las buenas letras dejando
    la nobleza del veintisiete o del noventayocho,
    como simples aficionados en el arte de escribir.
    Apunto de salir la versión española
    de cincuenta sombras de Olvido, que será mejor
    olvidar antes que nos hagamos ateos de la
    literatura y sálvese quien pueda,de asistir
    al Kamasutra del siglo veintiuno.
    Y no es de extrañar que haya editoriales
    sin escrúpulo cuando una de ellas
    a este humilde aprendiz le propuso
    publicar su obra con nombre de otro.
    Ha nacido una nueva versión de escritores
    o escritoras nacidas de los bajos fondos
    de la televisión mientras hay editoriales,
    frotándose las manos de analfabetismo
    y avispados lectores de cámara oculta
    que hacen la O con el humo del cigarrillo.
    Hemos pasado de acentuar y poner tilde
    a las palabras, a dejar los adverbios y adjetivos
    como barriobajeros en la calle estrecha
    de los verbos.
    Todo sea por la literatura en estado puro.


    José Manuel Acosta.

BAJO EL FILO DEL HACHA

Vapuleado por el corazón
de los obstáculos,
por el frío mundano
del horizonte
y la guillotina
que despierta entre los dientes.
Los ojos reloj de arena
entre la multitud de estrecha cintura,
apunálando pestañas al azar
con la médula paralítica.
Estoy bajo el filo del hacha
esparcido entre molinos
desvirgando olivos
por si un cerillo
prende fuego
a mi lengua de madera.


José Manuel Acosta.
Bienaventurados los que leen
porque de ellos
será el reino de las palabras.
Bienaventurados los que escriben
porque será
el reino de los que leemos.
Bienaventurados los libros
porque de ellos nacen
los brazos de la cultura.
Bienaventurada la cultura
porque de ella
nace la educación.
Bienaventurada la educación
porque ella
nos define a todos.


José Manuel Acosta.

CARTAS AL CIELO

Había guardado hasta el último de sus besos;
los actos más pequeños siempre revelan algo.
Cuando sea mayor, me gustaría llorar como tú,
enterrando la pobreza del espíritu que hace
pausas en el corazón, los lloricas se demoran en
voluntades y los que lloran conviven leyendo
tus pensamientos, me dijo.
Pude oír su saliva dando vueltas
por la garganta y cómo su voz, iba enronqueciendo las palabras que perdían
la memoria intencionadamente
para acurrucar las lágrimas en aquel rincón
donde no molestan.
Con su mirada extraviada y atento al silencio
que desprendía la cruz en el cabecero
de la cama, intentó ocultar como siempre
las lágrimas que se refieren a la verdad
cuando buscan el perdón
que siempre tuvo y que se nos resiste
porque erramos al impartir justicia.
¿ Oyes? balbuceó,como si quisiera quitar
importancia al momento de las confesiones.
Cuando apartas la mirada de las lágrimas
de alguien, te estarás apartando de las tuyas aumentando tu propio dolor esperando
que todos te perdonen al morir.
Ahora que seré mayor para siempre,
quiero ser como tú.


José Manuel Acosta.

LLORO

Lloro, sólo los que se avergüenzan
de sus lágrimas
se atreverán a juzgar las mías.
Tartamudean mis pestañas
como la llama de una vela,
se rompe mi lengua
se hieren mis manos
se cierra mi boca.
Lloro,
aprenden a respirar mis ojos
porque sus lágrimas
son un sacrificio
que ni el propio
sacrificio entiende.


José Manuel Acosta.
Aquella vez que la vi, quise desnudarla sin titubeos, como quien desnuda una margarita
hasta quedarse con el centro de su corazón.
Desde el primer instante supe que no iba
a ser fácil desnudar algo tan íntimo
como el alma, teníamos todas las posibilidades
de odiarnos o criminalizar la sobriedad del respeto al ensayar sonrisas.
No era muy diferente a otras madres
que llamaban con insistencia al miedo,
ni de aquellos que se anticipan
a los prejuicios porque no tienen más conceptos
que lo que ven, siempre ha sido así,
pocos entran en el dolor.
Me indignan los que pasan mucho tiempo
mirando con premeditación.
Es difícil ser objetivo cuando conoces
con detalle la vida más íntima de una persona,
aunque también desaparecen los miedos
cuando todos están en la misma circunstancia
y vienen a compartir sus necesidades.
La escena se desarrolla en un círculo
provocado, nadie es más que nadie,
pero algo, intenta destruir con prisas
la dignidad de la vida,
exactamente dieciocho meses.
¿ cómo desnudas el alma de una madre
que viene a rehabilitar a su hijo
por el consumo de drogas
y lo pierde en un accidente de coche?
Aquí no caben los milagros,
ella te describe con detalles el dolor que siente
y tu garganta se convierte en un tubo
de ensayo destilando lágrimas
que no debes dejar ver.
Ese profundo silencio te destruye de alguna
manera sin que te des cuenta aunque
paradógicamente te hace más fuerte.
Nuestro verdadero problema
es que hablamos poco de los sentimientos
no compartimos nuestros miedos
y somos tan estúpidos
que confundimos ayudar y comprender
a los demás,con cotillear.
Ser honesto, ser sincero y hablar de sentimientos.
Si a la hora de comer hablas sobre ello
en vez de estar viendo la televisión,
si viene tu hijo con un problema
sin quitarle importancia
porque vienes cansado de trabajar,
que eso no son problemas que problemas
solo son los tuyos.
Con el tiempo comprendes
que el menor de tus problemas
ha sido que tu hijo
tontee con las drogas.
Ella se llamaba...
Nunca dejó su alma al aire.


José Manuel Acosta.

DICTADOS DEL SEÑOR

Ya no escriben los pájaros
ni llaman las plegarias
que acrediten la muerte.
Descansan los rezos
sobre viejos
libros de madera
cuando las flores
narran la vida
y los ojos
se quedan con el rito salino,
Un extraño invierno
en el alma,
el reloj colgado de las nubes
y el cielo
entra por la puerta
del silencio.
Supongo
que todos los días
pasamos por el mismo sitio
hasta que
unas campanas compasivas
toquen a difuntos
aunque no todos
la escucharán igual.
Hace tiempo
que no veo
pájaros en el cielo.

José Manuel Acosta.

DESDE EL PÉTALO A LA ESPINA

Sus ojos se abrieron
dentro de mí
cuando mis labios
perdieron el equilibrio.
Ninguna pregunta
asegura la respuesta exacta
porque los sentimientos
hablan con timidez
vistiéndonos
con armadura de acero.
No se necesita
oscultar el diccionario
porque todos somos
doctores de la palabra
cuando se habla
con el corazón.
Media hora después de morir
siempre habrá
quien te recuerde
por lo que no
te atreviste a decir.
No me importa
parecer arrogante,
me gusta que en mi corazón
siempre sea primavera
para que no
mueran las flores
que perfuman mi vida.
El amor en silencio
es una duda
que espera despierta.

José Manuel Acosta.
Hoy es un día lluvioso
o quizás mi padre
está llorando entre las nubes.
Hoy es día de miel
en mi boca,
de abrazar a mi hijo
en su cumpleaños
o perderme entre
la niebla del recuerdo.
Hoy es día
que el café
se olvidó
de estar caliente
porque Dios
quiso ver cómo
mi padre movía la cucharilla.
Hoy es el día
que la esperanza
apagó la luz
y el calendario
contaba hacia atrás.
Hoy es día
de felicitar a mi mujer,
que es tan buena
que esperó
a este día
para darme un hijo
mientras miraba al cielo.
Hoy es día
en el que dos José
se felicitan en silencio.


José Manuel Acosta.